¡Enhorabuena! Quieres realizar una buena acción: sacar un gatito de la calle. Falta la comida, los hombres se acercan más y más a la nueva familia y no todos con buenas intenciones. La madre se fue. El gatito hambriento te seguía con la mirada. Acaso temblaba de miedo o frío, también. Y ¡hasta dio un paso adelante para seguirte!
Lo has terminado adoptando.
Pasa mucho, yo adopté a DOS. Se llaman Pin y Pon y esto ocurrió hace seis años. Trabajan conmigo.Los podrás ver si vienes a visitarme.
Cuando Pin y Pon llegaron, claro, era lógico que los revisase de arriba abajo para que no me contagiaran nada, desde la óptica profesional, como veterinario clínico que soy. Para ello revisé boca, oídos, secreciones, ganglios, los miré con una lámpara especial para ver depilaciones, heridas sobre el pelo, presencia de hongos transmisibles a las personas, parásitos. Realicé una exploración de órganos y sistemas internos. El análisis de sangre reveló que no poseían antígenos ni anticuerpos frente a peritonitis infecciosa felina, leucemia ni inmunodeficiencia ni tampoco síntomas.Lo supe en diez minutos. También los desparasité por dentro y por fuera.
Todo estaba bien pero aun así para no contagiar a las otras mascotas que van o están hospitalizadas en mi clínica los tuve en cuarentena durante una semana.
A continuación, los vacuné (tenían dos meses) e identifiqué con microchip.
A las cuatro semanas volví a vacunarlos y los identifiqué con microchip para decir así que los gatos ya eran míos y cumplir con la ley.
A la semana siguiente, los esterilicé para evitar el rociado de su orina, el mal olor, la descendencia no deseada y que se escaparan buscando reproducirse; muchos se escapan escaleras abajo o por la ventana. Mis gatos se pasan el día en la clínica y en el jardín que se encuentra en la plaza y siempre vuelven.
Me adoptaron ellos a mí.
¿Te he dado alguna pista sobre lo que tendrás que hacer con tu nuevo amigo?
... Y además comida, agua y bienestar y comodidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario