lunes, 22 de junio de 2015

POBRES VETERINARIOS POBRES

Cada vez veo más clínicas que cierran o se traspasan. Estamos en crisis.
Pero, hay que preguntarse: ¿cuándo este país ha dejado, de verdad, de estar en crisis?

La crisis de falta de valores humanos hacia las mascotas ha estado muy presente siempre y la crisis de información de los dueños de mascotas también, ya que es de baja calidad, amparándose en los anuncios de piensos, de collares y en shows televisivos que consiguen resultados milagrosos en el campo del comportamiento canino. O de lo que le aconsejó la vecina o el vecino, que es cazador, y entiende mucho, sobre el remedio para su perro.

Y es que parece que el veterinario se queda para poner una inyección que resulta ser una vacuna, de la que parece saber más de ella, por lo que dice un cliente aventajado, que el propio profesional universitario y veterinario que lo recibe en la clínica.

Otra cosa es lo que me parece falsa cordialidad de los distintos profesionales, unos certificados y otros sin título, que cobran sus honorarios por debajo de lo prudente para el sostenimiento de un negocio, para ser más populares y más simpáticos, cuando la buena fama se obtiene con el esfuerzo de aplicar un buen programa de prevención, del conocimiento del buen manejo del aparato de anestesia o del diagnóstico acertado por dedicar mucho tiempo a ese dueño preocupado por su mascota.

¿Qué es eso de no atender a los clientes sin cita previa? ¿ es que no se merecen ese acto de importancia y de cortesía? El tiempo no le sobra a nadie y una buena gestión del tiempo en la clínica veterinaria impide que los clientes tengan que esperar demasiado y se vayan juntando en la sala de espera y si además la clínica ''tira los precios'' la cola llegará más allá de la puerta como a veces he visto en otros. ¿Éxito? No, más bien supervivencia. Necesidad de muchos para llegar a pagar los gastos y seguir siendo simpático.

Los veterinarios debemos entonar nuestro "mea culpa" por nuestra escasa formación empresaria,  pero también las autoridades competentes que realizan una política de tratar a las mascotas como se ha tratado siempre al ganado hasta la entrada de España en Europa. Por ejemplo, las Campañas que fijan los precios (y es incompatible con la economía de mercado que avala la competencia legítima de servicios y honorarios); esto es un agravio para nuestra profesión y una indecencia.Por eso en 2015, saqué la Campaña rabia gratis, para renunciar a ganar los 5 euros de margen que ganan vergonzosamente los compañeros de las otras clínicas.
 Al menos, los ganaderos cobran ayudas estatales por tener a sus animales sanos para que nuestra alimentación sea segura, a nosotros nadie, por lo que el reconocimiento internacional del papel imprescindible de la profesión en la prevención en la Salud Pública, para la contención de las enfermedades que pasan de los animales de compañía al hombre, se disuelve conforme las leyes que vienen de Estrasburgo pasan los Pirineos.

 El público cree que nos subvencionan: nada más lejos de la realidad, nos cobran impresos, pegatinas, chapas y hasta los derechos de registro obligatorio por internet, y por supuesto, las vacunas las pagamos nosotros al laboratorio. Por pagar, pagamos al Estado más de 1/5 de la factura que tu pagas con tu mascota de IVA y como mínimo otro 1/5 de la Renta, es decir, la suma, más del 40% de lo que tú pagas, se lo entregamos al Estado. Aparte son sueldos, alquileres, equipos y gastos corrientes.

Los sueldos a los veterinarios siguen bajando, los clínicos más jóvenes son menos que mileuristas, los de Salud Pública tienen congelados los sueldos desde 1999. Me alegro por no tener que pagar a un compañero menos de lo que se merece.

Y todavían algunos se empeñan en seguir con los precios de bazar oriental.

Que nadie se sorprenda, se venden ahora más coches nuevos y teléfonos smart que nunca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario